La Güereja tiene dudas sobre el daltonismo, ya que le dejaron una tarea en la que debe investigar su significado, pero al tratar de hacerlo, termina creyendo que es daltónica.
La Güereja acompaña a su papá a verificar su automóvil; más tarde, se regresan juntos en microbús, donde la pequeña recibe un golpe en la cabeza que provoca que comience a actuar de manera extraña.
En la escuela La Güereja aprende sobre las pinturas rupestres, que servían para comunicarse en el pasado y al llegar a casa le pide permiso a su papá para pintar su recámara.
La Güereja le dice a su papá que la psicóloga le deja tareas muy difíciles, así que él le propone que escriba lo que siente, pero en su cuaderno anota que no quiere ser parte del adulterio, preocupando a los adultos.
Al papá de La Güereja le duele la muela, por lo que tiene que ir al dentista para colocarle un implante, pero las simpáticas ocurrencias de su hija, provocarán una divertida confusión en el consultorio
La Güereja no asistirá a la escuela, por lo que su papá contrata a una persona para que la cuide en su ausencia. Pero resulta que la nueva niñera no es tan amable con su pequeña.
La Güereja se la pasa en la computadora, así que su papá decide llevarla a una juguetería, para que escoja un patín del diablo, sólo que hay un problema, el patín que ella quiere es muy caro, por lo que su papá decide improvisar.
La Güereja está metida en un gran lío porque reprobó todos sus exámenes y finge estar afoníca para evitar darle explicaciones a su papá. Sólo que en sus planes, no estaba terminar en el consultorio del doctor.
La Güereja está feliz porque llego su tía Finita, quien le cumple todos sus caprichos. Su tía puede darle a su sobrina todo lo que necesita, pero eso implica separarse de su papiringo. ¿Qué decisión tomará la pequeña?
La Güereja está preocupada porque cree que se está haciendo vieja, y tiene miedo de que su novio Milton ya no la quiera. Así que le pide ayuda a Susana, una amiga de su papá.
La Güereja dibuja a su papiringo, pero su dibujo se mancha con agua y queda una figura abstracta. En el trabajo, Benito conoce a una coleccionista de arte, por lo que decide montar una exposición para vender las pinturas de su hija.
Benito le prohíbe a La Güereja que vea la televisión, porque últimamente se ha desvelado viendo un programa de terror. Sin embargo, ella dice ser muy valiente y toma sus precauciones.
Benito debe varias colegiaturas de La Güereja, quien está muy preocupada ante la posibilidad de que no la dejen entrar al escuela. Benito debe tomar medidas urgentes.
La psicóloga, la maestra y el director de la escuela de La Güereja, esperan a su papá para informarle sobre el comportamiento de su hija, sin embargo, él se tarda mucho.
Susana tiene un problema con sus padres, pues debido a una mentira, creen que tiene una pareja llamada Ramón. Así que, La Güereja y su papá deciden ayudarla.
La Güereja ha perdido la ilusión de seguir creyendo en los Reyes Magos, por lo que Benito, Manolo y don Casimiro hacen lo posible por regresarle la inocencia y la fantasía a la pequeña.
Benito tiene un conflicto con el profesor de educación física de la escuela de su hija, por lo que La Güereja los enfrenta, sin saber que su maestro es un boxeador retirado.
La Güereja siente curiosidad por saber cómo es que nacen los bebés, por lo que Benito se encuentra en el típico problema de cualquier padre, al tener que explicar a su hija un tema de adultos.
La Güereja se divierte contando cómo se divirtió con el Pirrinquín de Francisco José en la escuela, sin imaginar la confusión que causará la pequeña ave de su compañerito.
La Güereja pasa demasiado tiempo frente a la computadora, su papá está muy preocupado y comienza a elaborar un plan para que su hija realice otra actividad.
La Güereja está muy emocionada por el día del amor y la amistad, mientras Manolo tiene una sorpresa para conquistar a Susana, pero todo saldrá mal por una divertida confusión.